Una de mis principales prioridades como diseñadora de joyas, es alimentar la fascinación de la mayoría de nuestros/as clientes/as por la originalidad, composición, armonía, elegancia.

Mucho es lo que se ha escrito en el mundo del diseño de joyas. Lo cierto es que cuando el diseño de un producto es de calidad hay mucho camino andado.

El proceso de creación de cada pieza parte de una idea propia. Desde la idea, se continua con el diseño en papel o tableta gráfica, y junto a los materiales, deBrizuela crea cada una de sus piezas.

Claro que, aunque parezca sencillo, ser originales no es fácil en un mundo digitalizado, en el que recibimos miles y miles de imágenes, con lo que llegar a llamar la atención al posible cliente resulta cada vez más complicado. Por eso, el objetivo del diseño consiste en enamorar al o la posible cliente.

Con todo este proceso surgen así piezas especiales creando un estilo propio y característico.

De Brizuela apuesta por el metal, que supone clave de calidad; el latón y la plata.

Experimentamos con nuevas formas, materiales nobles, sencillez, estilo, con el fin de producir una pieza única y original.

La originalidad es uno de los elementos que más se valoran. Tener originalidad es tener personalidad, y estos detalles son capaces de transmitirse a través de cualquier diseño.

Una vez plasmada la idea en papel, la misma se traduce en realidad, trabajando el metal de manera artesanal con distintos métodos.

El último paso para acabar con la pieza es el baño de oro; las técnicas del baño de oro son diferentes métodos empleados para depositar una capa de oro sobre la superficie del metal, mediante procesos químicos o electroquímicos. 

La elección del metal correcto, el adecuado para cada aplicación, es clave no sólo para poder ejecutar cada pieza, sino también para la durabilidad de la misma.

Con todo este proceso surgen así piezas especiales creando un estilo propio y característico.